lunes, 2 de diciembre de 2013

Blanco amigo



Hacia frio, nevaba con bastante intensidad pero a ella no le importaba, sabía que debía seguir buscando. La niebla poco a poco se iba espesando y no alcanzaba ver mucho a su alrededor. Estaba asustada y se culpaba por lo sucedido. Un sentimiento de angustia  le llenaba el pecho. Debía encontrarlo pero no sabía dónde buscar ni como encontrarlo. 

Abrigada hasta más no poder avanzaba por el bosque muy asustada, no sabía el camino de vuelta y la linterna que llevaba le pesaba cada vez más. La nieve le llegaba hasta la rodilla y le costaba avanzar. A pesar de ir con gruesos ropajes el frio comenzaba a hacerle huella y se sentía cada vez más cansada. 

La desesperación se estaba apoderando de ella por lo que comenzó a llamarlo. Desde el principio había sabido que  no iba a ser fácil encontrarlo ya que por su pelaje era fácil que se camuflara en aquel paisaje tan blanco. A ver que sus llamadas no causaban efecto alguno desesperada se sentó exhausta en la nieve y comenzó a llorar. 

Después de un rato comenzó a oír una llamada muy lejana. Era muy suave y parecía estar lejos pero sin duda era él. Comenzó a llamarlo de nuevo esta vez con esperanza y el sonido fue acercándose poco a poco hasta que al final la niña pudo ver a su amigo. Con gran alegría y alivio cogió a su peludo amigo y lo abrazo con cariño y amor. Ya se sentía más tranquila y aunque no sabía muy bien cómo iba a volver a casa ya había encontrado a su amigo y estaba feliz por ello. Se prometió a su misma que no dejaría que su preciado gato blanco se volviera escapar, que lo trataría mejor y le daría una comida más rica para que la quisiera más.