martes, 30 de julio de 2013

Extraño vinculo



Es una noche ideal para la caza. El lobo como todas las noches sale de su guarida con toda la manada a cazar. Es una noche fría y sabe que esos malditos humanos no estarán por los alrededores molestando. Hace varios días que no cazan algo en condiciones y toda la culpa es de esos seres de dos patas que se dedican a destruir todo a su paso. Él los ha observado muchas veces desde la distancia. Sabe que no debe acercarse demasiado ni ser visto si quiere seguir con vida. Está algo resentido con esos bichos destructores.

Comienza a correr seguido de su fiel manada, un sentimiento de libertad comienza a recorrer su cuerpo y en un principio corre para liberarse del exceso de energía. Se siente verdaderamente bien y sabe que sus seguidores lo están disfrutando mucho también, la sensación del viento helado en su hocico y los ojos es libertad, armonía y paz. Escucha a varios animales huyendo tras detectar su presencia y eso lo hace sentir más poderoso, más fuerte, el rey del bosque. Advierte un extraño olor en el ambiente y decide ir hacia el origen. Mediante miradas y gestos corporales ordena a sus seguidores que lo sigan de cerca pero ocultos, no sabe a lo que se va a enfrentar y no quiere poner a ningún miembro en peligro. Escucha un sonido extraño, parecido al de un cachorro gimiendo. A lo mejor es uno de los suyos que necesita ayuda. Corre con más interés pero nota que el olor no es de lobo, es de…. Entonces se para en un claro, de frente y observa.

Ella solo corre, corre y corre. Es lo único que puede hacer, huir. Su corazón se marchita con cada paso aunque la presión del pecho se va liberando poco a poco. Cada vez más lejos se siente más tranquila aunque el dolor no deja de crecer. Por el esfuerzo le cuesta respirar. Es una noche muy fría, el aire es más denso de lo normal. Los pulmones se quejan por el esfuerzo y por el aire helado. Comienza a toser muy fuerte y siente la necesidad de parar pero aún no está lo suficientemente lejos. Tosiendo y perdiendo fuerzas sigue avanzando en esa oscura y fría noche. Tras los primeros momentos de sofoco, comienza a sentir que algunas partes de su cuerpo se están entumeciendo a causa de la temperatura glacial. Tropieza con una raíz y cae rodando por el suelo. Es entonces cuando se da cuenta de algo, no está sola. Se ha lastimado, no puede evitar gemir de dolor. Siente varios ojos observándola, pero no ve nada, hasta que oye unos ruidos entre los arbustos. Es entonces cuando él sale de la oscuridad y lo ve. 

Se miran atentamente el uno al otro. Él la observa con gran interés, esa actitud no era lo habitual, no sabe si ponerse en posición de ataque o apartarse. Ella en cambio no sabe si salir huyendo o enfrentarse a la situación. Poco a poco se levanta del suelo, le duele el costado y tiene mucho frio, pero se levanta y observa la actitud del macho. No es una actitud dominante ni de ataque, más bien de curiosidad. 

Se observan muy atentamente, con cautela. Ninguno de los dos sabe de lo que es capaz el otro. Detrás del lobo empiezan a aparecer unos cuantos más. Ella comienza a sentirse cada vez más incómoda y su mente le dice que huya de ahí. Quiere dar un paso a tras pero sabe que eso sería rendirse ante él y no está dispuesta a ello. El frio hace mella en ella y poco a poco comienza a perder el equilibrio y finalmente cae. Se acurruca en una esquina intentando mantener el calor. El lobo ya no la preocupa, comienza a comprender que el frio puede ser un peligro aun peor. 

Él la sigue observando, sin moverse. Sabe que  aunque se haya mostrado orgullosa no podrá mantenerse mucho tiempo de pie, ha notado como le tiembla el cuerpo y sus piernas comienzan a fallar. Dentro de poco perderá la consciencia. Se da cuenta de que es muy valiente por haberle retado de esa manera, aunque para él no fuera una amenaza real. Algunos de los miembros de la manda se han acercado con curiosidad para ver qué ocurre pero sin traspasar los límites invisibles que él ha establecido y sin acercarse a ella, ya que la ha reclamado como parte de su propiedad. Al final ella cae al suelo al borde de la inconsciencia. 

No puede aguantar tanto frio, la humedad le ha calado hasta los huesos y el sueño comienza a apoderarse de su mente. Sabe que no podrá estar mucho más tiempo despierta y lamenta que su final sea comida por los lobos. Mira al lobo a los ojos, su expresión. No es una actitud amenazante y no sabe porque pero de repente se siente cómoda y a salvo. Cada vez le cuesta más mantener los parpados abiertos y comienza a nublársele la vista. Lo último que consigue ver es como ese gran lobo se acerca poco a poco hacia ella. Después cierra definitivamente los ojos y su mente alcanza la paz absoluta. 

El lobo la sigue observando y se acerca, sabe que no va estar mucho tiempo con ellos. Su mente ha desconectado y su cuerpo está flácido y helado sobre la nieve. Es entonces cuando él se acerca a su lado, la olfatea. Está seguro de que no le hará daño, de que es diferente. No ha visto en sus ojos esa actitud acechadora, ni una actitud destructora y tampoco de miedo hacia él pero si de miedo hacia la muerte. Decide protegerla, adoptarla como su protegida y velar por su vida esta noche. Arrastra su cuerpo hacia un punto más cálido. Al abrigo de una roca hace una especie de agujero y la lleva hasta allí. Se tumba a su lado e intenta darle calor. Ordena a parte de la manada que haga lo mismo rodeándola por completo y el resto se encargara de cazar. Tras varias horas alguien le trae algo de comida y se acomoda para echar una cabezadita, eso sí, siempre alerta por si algún peligro acechara. 

A la mañana siguiente, nota que algo la despierta. Unos lametones en su mejilla le indican que debe despertar. Poco a poco abre los ojos y no puede creer lo que está viendo, una loba blanca como la nieve la está lavando. El lobo macho a su lado la observa. Se miran a los ojos de nuevo y tras observarlo y observar a la hembra comprende que ha sido aceptada como miembro de la manda. 

Es así como un ser de dos patas perdido en su propio mundo consigue ser aceptado en el mundo de los cuadrúpedos y encontrar su lugar. Al fin, se siente perteneciente a una comunidad que la quiere y la respeta a su manera, sabe que a partir de entonces nunca se sentirá sola.

jueves, 25 de julio de 2013

Amor a primera vista



Cuando lo miró, a través de sus ojos pudo ver algo maravilloso e inquietante a la vez. Había una luz muy especial pero débil, rodeada de una gran oscuridad compuesta de odio, rencor y dolor. Sabía perfectamente que esa luz interior quería salir pero estaba demasiado débil para aflorar por si sola. Fue entonces cuando tomo una decisión. 

Él la mira cual trozo de carne sabroso se pone delante tras varios días sin comer. Lo único que observa es la apariencia, una chica guapa y fisicamente muy atractiva. El cuerpo reacciona y su mente idea la estrategia que le garantizaría llevársela a su casa y pasar un buen rato, la gran victoria. No le preocupa ni lo más mínimo el honor de la chica o su reputación. Observa sus movimientos y como charla con sus amigas para hacerse una idea de cómo pude ser la chica. 

Lo sigue observando, es un chico muy atractivo pero al mirarlo algo le inquieta. Su amiga le acaba de decir que ese muchacho es un don juan y que lo único que quiere de las chicas es desflorarlas y mancillar su honor. Su mirada ha cambiado, ahora parece un depredador que idea la manera de atacar a su presa. Debe marcharse antes de… tiene que irse. 

Observa como comienza a despedirse. “Mierda, se va”. Parece que hoy no es su noche. Para una chica guapa que hay en el salon y tiene que irse. La sigue observando. Intenta grabar en su mente su cara, sus movimientos su físico y sus ojos…. Los ojos… son muy bonitos y emanan calidez y amor. Por alguna extraña razón no puede dejar de mirar esos preciosos ojos y se hunde en sus profundidades. 

Sus ojos se encuentran y ve como la débil luz interior ha recobrado algo de fuerza. A cambiado su forma de mirarla, aun se siente intimidada pero algo ha cambiado. No puede apartar la mirada e intenta no profundizar demasiado en sus ojos, podría ver cosas de las que después se arrepintiera pero por alguna extraña razón no puede. Es una atracción fatal hacia las profundidades de esa alma perturbada. 

El tiempo se para y ambos se quedan mirándose sin poder apartar los ojos el uno del otro. Se están conociendo a un nivel que nunca creyeron posible. Ella asustada y el sorprendido sienten como si fueran dos imanes que se atraen mutuamente. Una canción popular comienza a sonar y como si fuera una invitación para ambos comienzan a bailar sin dejar de mirarse a los ojos. Siguen conociéndose cada vez más. No articulan palabra, tampoco sabrían que decir. Han calado tan hondo el uno en el otro que las palabras solo podrían estropear la magia del momento. 


La canción se termina. Deben separarse. Aturdidos dejan de mirarse avergonzados. Se despiden como la etiqueta ordena y se alejan en direcciones opuestas. Ella dándole la espalda anda con paso ligero hacia el balcón, necesita tomar el aire. Él desde un rincón la observa, algo a cambiado dentro de él.

Lo que ambos no saben es que ese encuentro será el único que tengan y que ninguno de los dos podrá olvidar los ojos del otro. Es el inicio de una eterna búsqueda de amor, ya que días más tarde se darán cuenta que esa noche se enamoraron perdidamente el uno del otro.

martes, 16 de julio de 2013

Ansiado viaje


Sentada en su asiento mira por la ventana, la chica de su lado ríe junto con su amiga contenta de volver a casa tras un viaje de amigas que al parecer había sido muy emocionante y lleno de aventuras pero ella se sentía triste por tener que despedirse, las despedidas no le gustaban, siempre la hacían llorar y no le gustaba mostrarse tan vulnerable ante los ojos de los demás. Se pone los auriculares para evadirse y ahogar esas risas tan felices tras una canción bastante melancólica sobre el amor. No era lo que más le convenía pero aun así se pone su canción favorita y una lágrima se le escapa. Esa pequeña lagrima da paso a algunas cuantas más, busca un clínex en el bolso y se repite a si misma que no debe llorar, que debe ser fuerte. Ese viaje había sido algo muy especial. Era lo que había estado esperando durante un año. Un año entero sin perder la esperanza de poder hacer realidad ese pequeño sueño que había sido más complicado de cumplir de lo que había esperado.

Esos días que había estado en aquella ciudad que tanto le gustaba por su diversidad habían sido maravillosos junto a una compañía extraordinaria. Había ido con una idea de lo que podría suceder, de cómo podría sentirse en su compañía pero la realidad había superado con creces su imaginación. Se había sentido extrañamente cómoda desde el minuto uno. Durante el viaje se había sentido un poco nerviosa, incomoda. ¿Cómo debía saludarlo? ¿Con dos besos, un abrazo, un simple hola? Las dudas se agrupaban en su mente y aunque la lectura había conseguido distraerla un poco no era capaz de mantener su concentración durante mucho tiempo, en seguida su mente se transportaba al momento del encuentro y a él. ¿Cómo se sentiría él? ¿Estaría nervioso de verla o para él era simplemente una amiga que venía a visitarlo? ¿Tendría las mismas ganas de verla como las que ella tenía de verlo a él? Había esperado durante mucho tiempo ese momento. 

Nada más bajar del tren estaba preocupada, no estaba del ánimo que debía estar, es decir, pletórica y muy contenta, estaba más bien algo decaída, se lo achacaba la notificación recibida el día anterior del suspenso de una asignatura pero ella sabía que ese sentimiento venía de más atrás. De todos modos nada más subir las escaleras mecánicas y ver un montón de gente justo en frente se aparta a un lado y mira alrededor pero no lo veía asique le escribe por whatsapp preguntándole donde esta y justo en ese mismo instante mira al frente y ahí lo ve, sentado a los pies una columna mirando el mensaje que le acababa de mandar. Estaba adorable, lo mira con curiosidad no estaba segura de si era él pero se acerca y… <<hola>>. En un primer momento él no la escucha pero advierte su presencia y la mira, en se instante sus ojos se encuentran y él no puede evitar sonreír con esa maravillosa sonrisa tan contagiosa. Al igual que un niño al que le regalan el regalo tan esperado en navidad se levanta, la saluda y la abraza. Al fin el primer abrazo.

A partir de ese momento él se encarga de todo, ya le había dicho de ante mano que ella no tendría que preocuparse de nada, lo único que tendría que hacer sería descansar y pasarlo en grande. Y así había sido. Habían sido los 3 días más maravillosos junto alguien que había pasado nunca. Se llevaba en la mente una gran experiencia y aunque alguna que otra persona había intentado que ese viaje se frustrara o meterle en la cabeza ideas negativas ella no lo había permitido y había disfrutado de todo al máximo, de los lugares que le enseñaba, de su compañía, de sus charlas… lo había escuchado con gran atención e interés. También había habido momentos para experimentar cosas nuevas y de hecho habían sido maravillosas.

La confianza entre ellos había sido trabajada durante un año, en las charlas por el Facebook, por el whatsapp…. En un principio las conversaciones carecían de contenido, había sido el típico interés de saber si la otra persona está bien o no y al final con mucho esfuerzo por parte ella poco a poco había conseguido que ese chico que tan bien le callo y le gusto desde el primer momento se abriera un poco más. Las charlas desde el primer momento habían constantes, habían hablado casi todos los días. Las confidencias no habían tardado en llegar y con el tiempo ella sabía que podía contar con él para lo que quisiera. Por lo tanto, esa confianza se había notado durante la visita y eso había contribuido a que ella se sintiera bien y estuviera relajada. Aunque recuerda muy bien como el mismo día que lo conoció se sintió muy relajada a su lado. 

El tren comienza a alejarse de la estación, hace cinco minutos que se han despedido y ya lo echa de menos. Ella sigue recordando todo lo sucedido esos días con gran detalle, intenta distraerse leyendo Los puentes de Madison country pero no lo consigue, sabe que ese libro contienen una historia de amor imposible por las circunstancias y se parece demasiado a lo que le pasa a ella, por lo que decide apartar el libro y centrarse en la música. Tiene una sensación bastante extraña, siente como si esa despedida fuera para siempre. Habían prometido volver a verse pero sabe que eso tardara bastante en hacerse realidad y la apena mucho. Había estado demasiado a gusto durante esos días junto a ese chico que no había salido de su mente en ningún momento desde que lo conoció. Lamenta profundamente que vivan tan lejos el uno del otro, que no puedan quedar en más ocasiones o más a menudo. Siente una gran pena en el corazón pero de momento quiere saborear todo lo que ha vivido esos días. Se entretiene volviendo a vivir cada instante en su mente.  

Falta poco para llegar a su destino y el mp4 se apaga, se le ha acabado la batería, sus recuerdos carecen de banda sonora. El paisaje ha cambiado mucho durante el trayecto así como sus sentimientos. Por un lado, se siente contenta y feliz por lo vivido y por otro lado, siente lo mismo que si hubiera cortado la relación con alguien a quien quiere. Asique cuando llega a su habitación y se encuentra sola no puede evitar llorar con gran desesperanza, le echa mucho de menos, se siente  y le gustaría dormir a su lado como los días anteriores y sentir que todo va bien. Si pudiera cogería otro tren rumbo a sus brazos. 

Esa noche debería salir de fiesta pero sabe que no puede, no está de humor además de que le recordaría a la primera noche que se conocieron un año atrás… quien le iba a decir que al conocer a ese chico una noche de San Fermín le traería tantas vivencias.