lunes, 29 de septiembre de 2014

La Rosa

Érase una vez una rosa de belleza sin igual, se encontraba en un precioso jardín rodeado de miles y miles de otras rosas vulgares. Aquella rosa era especial para su dueña, la cuidaba con un mimo sin igual, todos los días comprobaba que todo estuviera en perfecto estado y la trataba con un cariño y amor especial, para ella era la joya de la corona. Esta joya estaba situada en un lugar muy especial, donde la temperatura y la humedad fueran constantes, donde no le daba ni poco ni mucho el sol. Estaba estratégicamente colocada para que diera lo máximo y fuera la mejor de todas y así lo era. Era blanca como la leche, sus pétalos se abrían perfectamente y ninguna sobresalía de más. El olor era dulce pero nada empalagoso y su aroma inundaba aquel lugar tan especial.  Sencillamente era la rosa más bonita y perfecta que existía.

Naturalmente aquella rosa tenía un nombre, la Rosa Nieve. La dueña no dejaba que nadie cuidara de ella, le tenía demasiado cariño y era muy valiosa como para dejarla en otras manos. Además sabía que cualquiera no podía cuidar de ella. Como veía pronto el final de sus días se dispuso a buscar a esa persona tan especial que cuidaría de la Rosa Nieve en su ausencia. Debía ser alguien con el alma pura y sin maldad en su mirada, alguien con buenas intenciones. Sabía que le costaría mucho trabajo encontrar esa persona tan especial, asique se puso manos a la obra.

Pero no le dio tiempo a escoger ya que sintió la llamada de la Muerte antes de tiempo. Rosa Nieve era famosa por su belleza y los mayores coleccionistas querían tenerla y experimentar con ella para sacar alguna rosa igual. Pero no fue así, Rosa Nieve a medida que pasaba de mano en mano iba perdiendo ese color que la hacía tan especial, por lo que a cabo de un tiempo perdió todo su valor y su esencia, ya nadie la quería. No era especial, simplemente una rosa más. Día tras día se iba oscureciendo hasta que al final la Rosa Nieve se convirtió en Rosa Carbón.

Un día un alama pura iba caminando por la calle y se encontró a Rosa Carbón. Le pareció la rosa más bella que había visto jamás, la recogió y se la llevo a su casa. La planto e intento revivirla. Con mucho esfuerzo consiguió que echara raíces de nuevo y recuperara su vitalidad. A medida que iba cuidando y mimando a Rosa Carbón, esta fue recuperándose y curándose de la maldad que había absorbido de esas malas manos que tanto la habían codiciado. Con el tiempo y poco a poco Rosa Carbón fue clareando y recupero su verdadera esencia, volvió a ser Rosa Nieve. Su nuevo dueño supo que esa rosa era especial y la cuido hasta el final de sus días.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Breve historia

Erase una vez un mundo que vivía continuamente nublado, el sol apenas hacia el amago de aparecer de vez en cuando. Una mañana las nubes por fin dieron la sensación de que dejarían paso al sol y así fue durante un tiempo, hasta que un buen día las nubes lo volvieron a cubrir para siempre. Fin.