jueves, 17 de diciembre de 2015

Miedo al mañana


Hay veces que tengo miedo. Miedo a cansarme de las cosas, de no haber elegido el camino correcto, de no saber que hacer, ni quien soy, de tener que tomar decisiones que me repercutirán para siempre, de estar perdiendo el tiempo... Hoy me siento cansada de buscar respuestas o señales que me guíen en mi camino. Hoy me siento más perdida que ayer pero menos que mañana. Este día no es el decisivo pero lo vivo así constantemente. Cada pequeña decisión puede hacer cambiar el rumbo de la vida y... Tengo miedo. No es un miedo paralizador pero tampoco motivante. Es ese  que te deja estancado, quieto, con ganas de meterte en la cama y taparte con la sabana hasta que todo se resuelva. Pero la vida no es tan sencilla y no puedo permitirme esconderme. La única opción es seguir y luchar en campo de batalla contra el miedo y las inseguridades día tras día.

martes, 12 de mayo de 2015

La mezcla perfecta

Amor, un sentimiento complejo. Puede traer felicidad y tristeza, desesperación y esperanza, desilusión e ilusión. Hay varios tipos de amor: amor de hermanos, amor hacia los padres, amor de amigas, amor de amigos, amor hacia los animales, amor a las cosas que más te apasionan, amor platónico, amor de pareja, amor a uno mismo.... hay mil formas de amor y de amar. Es un sentimiento muy heterogeneo y con muchas formas, en este aspecto es como la plastilina. Cada cual tiene su propia versión del amor y le da forma en función de su personalidad. 

Mi vida amorosa se ha basado más en desilusiones y dolor que en felicidad e ilusión. Muchas veces me he preguntado a mi misma por qué no había avanzado la relación, si tenía algo mal o es que elegía erróneamente. Estos intentos de relación fallida causaron mucha tristeza y un sentimiento de inferioridad que yo creía justificada. Me sentía como si tuviera que mejorar algún aspecto de mi misma para que alguien me llegara a querer. Me creía poco interesante y sin cualidades destacables. Creía que no tenía nada que aportar a nadie. Grave error. Conviví con esos sentimientos durante una etapa de mi vida. Una etapa demasiado larga

Un 21 de diciembre cualquiera, todo cambió. En medio del huracán de sentimientos negativos y pensamientos oscuros en el que se había convertido mi vida pareció una tenue luz, un pequeño rayo de sol. En un principio no supe verlo, de hecho, pensaba que eran imaginaciones mías. Poco a poco ese pequeño rayo de luz se fue intensificando. Los vientos huracanados que azotaban mi alma fueron remitiendo hasta llegar a una calma absoluta. Los nubarrones con el tiempo fueron alejándose, pero no demasiado. La luz fue haciéndose cada vez más intensa y brillante. Temía estar en el ojo del huracán. Calma, demasiada calma. Incertidumbre y alegría con una pizca de desconfianza e ilusión. La mezcla perfecta.

Desde hace varios meses la luz ha vuelto a mi vida. Es una sensación muy agradable. Como la de un rayo de sol en primavera, un refresco en verano, una ráfaga de viento con hojas en otoño y ver nevar en invierno. Las nubes no han desaparecido y el viento en ocasiones sopla con fuerza. Pero tengo la seguridad de que la luz siempre volverá a mi vida, de la mano de esa persona tan especial que ha sabido quererme tal y como soy.

lunes, 20 de abril de 2015

¿Qué ocurre cuando amamos a una persona olvidandonos de amarnos a nosotros mismos?

Desde hace un tiempo me están llegando historias de amor y desamor, problemas de fácil solución y otras no tanto. Pero no puedo evitar darme cuenta de que en todos los casos hay amor y es lo normal, en eso se basa una relación en pareja, pero hay un factor que siempre falta. Ese factor es, en mi opinión, el más importante. El amor propio.

Cuando comenzamos una relación y el amor empieza a surgir lo damos todo por esa persona, nos adaptamos a sus gustos, intentamos llevarnos bien con sus amistades, hacemos un esfuerzo por caer bien a su familia... todo al principio es bonito (o debería serlo). La ilusión es como una droga que nos entumece y nos activa a la vez, no podemos parar de pensar en esa persona y las ganas de estar a su lado son increíblemente fuertes, la ansiedad y nerviosismo cuando vas al lugar acordado se notan en el estomago. Todo es increíblemente excitante hasta que un día surgen los pequeños roces.

En algunos casos son pequeños roces que se solucionan con una pequeña charla. Cuando las actos de nuestra pareja nos molestan muchas veces nos entra la inseguridad y pensamos "¿Estoy exagerando?", "A lo mejor no es para tanto y estoy haciendo una montaña de un grano de arena....", "quizás debería dejar el tema y olvidarme"... En esos casos yo creo que si algo nos ha molestado debemos hablarlo con la otra persona tranquilamente. Ha herido tu orgullo, tu amor propio,... si dejamos correr esas cosas sin aclararlas seguirán sucediendo. 

Somos nosotros mismos quienes tenemos que poner límites en la relación, marcar nuestro territorio y mantener nuestro amor propio. Querer a una persona esta muy bien pero no debemos olvidarnos de querernos a nosotros mismos, no debemos olvidar establecer ciertos límites, guardar tiempo para nosotros mismos, tener nuestro espacio personal (aun cuando vivas con esa persona). Nunca debemos olvidar guardar un poco de nuestro amor porque el día que esa persona tan especial falte, por el motivo que sea, no nos quedará nada y salir del agujero será mucho más difícil y complicado. 

En este mundo la única persona que nunca te abandonará ni te dejará de amar eres tú mismo.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Un sueño de verano

Esa mañana se sentía eufórica. Nada más despertar se había levantado de la cama de un brinco y al abrir la ventana y sentir los rayos de sol acariciando su rostro, bajó corriendo al jardín. En cuanto abrió la puerta trasera un perro gigantesco la recibió dando brincos e intentando chuparle la cara. Pero ella con gran agilidad le esquivó y se puso a correr por el inmenso jardín. Sentía la hierba fresca de la mañana bajo sus pies. El perro la sigue de cerca por lo que intenta esquivarlo girando detrás de la higuera pero resbala y cae boca bajo, riendo se da la vuelta. Es entonces cuando el perro la alcanza y comienza a lamerle la cara, ella riendo intenta apartarlo pero parece que ese sonido de felicidad lo anima más.

Al fin, tras un considerable esfuerzo consigue deshacerse de esa bestia mansa, que se sienta a su lado observándola. Ella, aun tumbada, mira hacia arriba y observa las hojas del árbol, sus formas, sus colores. Capta pequeños rayos de sol entre las ramas y algún que otro higo pequeño. Observando esas formas abstractas se pierde en sus pensamientos. Más que pensamientos son sueños, como el de aquella noche.

Sabía perfectamente que lo vivido esa noche era una simple fantasía, pero una fantasía demasiado real, casi palpable. Esa madrugada había descubierto un nuevo horizonte en su mente y en su vida. Sabía muy bien lo que debía hacer y por lo que debía luchar. Algo maravilloso comenzaba a crecer en su interior y tenía ganas de comerse el mundo. De gritar lo feliz que era y del descubrimiento que acababa de hacer. Quería gritar a los cuatro vientos ese nombre tan especial pero se conformó con incorporarse y decírselo al perro al oído. Este, al escuchar esa palabra, se puso de pie en un brinco y comenzó a correr y ladrar lleno de alegría y vitalidad. No sabía que significaba eso pero la emoción con la que se lo había trasmitido su dueña lo hacía inmensamente feliz.

Mientras observaba la reacción tan maravillosa de su amado amigo, una voz la llamo desde la casa. Se puso de pie y comenzó a perseguir a su compañero riendo y saltando de camino al hogar. 

lunes, 16 de febrero de 2015

Quiero volver.... ¿O quería?

"Quiero volver a esos lugares, esos momentos, junto a esas personas con las que era feliz. Despertarse cada día se ha convertido en un suplicio, ni si quiera en mis sueños encuentro la paz y tranquilidad que necesito. Todo mi alrededor se ha convertido en un remolino que me lleva al fondo de océano, cada vez más oscuro, frío y asfixiante... ¿Qué razón tengo para levantarme todos los días de la cama? ninguna, pero mientras busco un motivo sigo una estricta rutina para no perderme. Mi cerebro esta adormecido y ha dejado de soñar o pensar. A medida que pasa el tiempo los sucesos de mi alrededor me irritan cada vez más, la sonrisa poco a poco va desapareciendo de mi rostro. ¿Hay alguna razón por la que reír o sonreír? incluso el chiste más malo ha perdido la esencia, ya no tiene ningún efecto en mí.

Al mirarme en el espejo no me reconozco, no se de quien es ese reflejo. Me miro a los ojos, unos ojos que no me dicen nada, están vacíos, observo a esa persona que me mira todos los días, incluso en ocasiones converso con ella pero parece ser que no tiene nada que decir. He decidido que a partir de ahora voy a ignorarla."
Así fue durate un episodio demasiado largo de mi vida pero en ocasiones las cosas cambian. La luz siempre aparece, incluso en la más inmensa de las oscuridades.