miércoles, 9 de octubre de 2013

Decisión final



Sabía que debía tomar una decisión. Debía enfrentar esos sentimientos tan intensos que llevaba ocultando demasiado tiempo. Su corazón bombeaba más rápido cada vez que sonreía. Su respiración se aceleraba al encontrarse demasiado cerca. Su perfume despertaba dentro de ella sensaciones intensas y desconocidas hasta entonces. Cada vez que la tocaba un cosquilleo recorría su cuerpo y la piel se le erizaba. Se sentía insegura a su lado. Pero a la vez le trasmitía una confianza y bienestar que no había experimentado nunca. Cualquier atención por su parte alegraba su corazón. Esa afinidad que tenían de hablar de cualquier cosa en cualquier momento la hacía sentir especial. Día y noche soñaba con su compañía, con estar en sus brazos. Poder dar rienda suelta al amor que sentía por él y poder gritarlo a los cuatro vientos y que él gritara con ella. 

Sabía que nada de lo que soñaba y deseaba podía ser posible. Había quedado muy claro, hacía tiempo ya, de que nada ocurriría jamás. Deseaba con todas sus fuerzas que un día despertara y se diera cuenta de que ella era la mujer que tanto tiempo llevaba buscando, que lo único que necesitaba era estar con ella y que su corazón le pertenecía. Incluso rezaba para que eso ocurriera aun no siendo creyente. En lo más profundo de su corazón ansiaba ser correspondida. 

Sabía que si él la rechazaba su amistad, todo lo vivido juntos, todos los buenos momentos y los malos pasarían a la historia. Que todo terminaría. Así se lo había dicho desde el principio y ambos habían aceptado aquella cláusula que rompía esa amistad tan especial. 

Tras mucho meditarlo, ese es el momento. Sabe cómo acercarse lo suficiente para que ocurra. Comienza con unas cosquillas que en un principio él ignora. Continua molestándolo un poco más hasta que por fin él reacciona y la tira encima de la cama. Comienza a responder a sus provocaciones. En un momento las tornas cambian y es ahora cuando ella está encima. Es el momento. Sus caras demasiado cerca. Lo inmoviliza un instante el suficiente para que ocurra. 

-          Te quiero – dice en un susurro y a continuación lo besa. 

Nota como él sorprendido deja de forcejear. Una llama esperanzadora comienza a crecer en su interior. En unos segundos le trasmite todo el amor que lleva tanto tiempo ocultando. Al separarse y abrir los ojos, lo mirá. Lo nota. Su corazón se marchita. Lágrimas asoman en sus ojos. Es el fin.