Hay momentos en la vida en los
que tus demonios interiores afloran y se adueñan de ti convirtiéndote en
alguien que no eres, siendo la versión más oscura, más malvada de ti. Es entonces
cuando aparece alguien en tu vida que es capaz ver tu verdadero ser a través de
tus ojos y comprende que tiene que querer esa versión distorsionada para poder
llegar hasta ti. Con cariño, paciencia, amabilidad y mucho amor
logra traspasar los muros de tu corazón y sacar poco a poco la luz interior que
con el tiempo logra vencer a la oscuridad que se había adueñado de tu ser. Es entonces
y solo entonces cuando tu alma, cuerpo y mente están en paz y empiezas a
disfrutas de la belleza de la vida y de lo que esta te ofrece en todo su esplendor.
lunes, 19 de agosto de 2013
viernes, 16 de agosto de 2013
Un nuevo viaje
Muchas veces me siento como si
estuviera fuera de lugar, como si el mundo que me rodeara no fuera conmigo. Hace
tiempo que deje de entender las cosas. Es posible que mi mente sea demasiado
complicada para que pueda entender esta realidad y crea una versión distinta. O
puede ser también que mi mente sea demasiado sencilla para esta realidad
complicada, quien sabe. Lo cierto es que muchas veces me siento perdida y por
eso admiro y quiero a mi lado esas personas que me dicen la verdad a la cara y
que me muestran su forma de ver las cosas, su visión y su actitud hacia el
mundo. Se de sobra que mi forma de pensar, de razonar y de ver las cosas no es
ni mucho menos la correcta aunque en mi perturbada mente así lo crea. Siempre he
querido saber la verdad y comprender a las personas, su forma de pensar, de
actuar… muchas veces no lo consigo y me frustro.
Creo que todo tiene una razón de
ser y por lo tanto, siempre busco el porqué de las acciones de los demás. Esa filosofía
me la aplico a mí misma también y muchas veces me vuelvo loca intentando
averiguar que me ha hecho hacer esto o decir aquello. Hay momentos como ahora
mismo en los que me saturo y necesito unas vacaciones de mi misma. Intento
rodearme de gente que me hagan reír, me distraigan, me cuenten sus historias y
poder aconsejarlas,… ayudar a los demás con sus problemas siempre es
gratificante pero resulta un poco incoherente cuando tú mismo no eres capaz de
solucionar los tuyos.
Si por mí fuera iniciaría un
largo viaje hacia mi yo interior. Y al no saber cómo hacerlo busco alguien que
me comprenda para así poder entenderme yo también. Realmente eso es lo que hacía
hasta ahora pero gracias a los consejos de una gran amiga, me ha hecho ver que
realmente ese viaje lo tengo que hacer sola, que realmente nadie tiene a nadie.
Nacemos solos y morimos de igual manera. Somos nosotros los que al final
asumimos las consecuencias de nuestros actos y los que tenemos que enfrentarnos
al mundo. Los amigos, familia, la pareja están para ayudarnos en ese camino y
para que cuando nos caigamos nos ayuden a levantarnos, para que cuando estemos
perdidos nos ayuden a encontrar el camino correcto brindándonos la luz del
cariño, comprensión y muchas veces reprendiéndonos por nuestros malos actos.
Aunque realmente estemos solos
ante la vida no podemos prescindir de los demás, ya que al final forman parte
de nosotros. Cada persona que comparte un poco de tu vida tiene un pequeño
espacio en tu corazón. Cada amigo por ejemplo tiene algo que ofrecernos o
enseñarnos. La familia muchas veces viene con la lección en la vida de que
tenemos que aceptar los defectos de los demás y aun así quererlos igual.
Hasta ahora he tenido una manera
bastante pesimista de ver la realidad aunque es cierto que he tenido momentos
buenos. Antes siempre pensaba en el bien de los demás aunque eso al fin y al
cabo me acabara perjudicando a mí, dejaba que las cosas me afectaran demasiado.
Pero ahora ha llegado el momento de iniciar el camino hacia el aprendizaje
personal, empezar a quererme más a mí misma, adquirir más confianza, aprender a
ver la vida de una manera más optimista y a dejar de intentar entender siempre
a los demás. Pero sobre todo ha llegado el momento de centrarme en mí misma.
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