lunes, 17 de febrero de 2014

Bajo la lluvia

Es invierno. Camina despacio por una avenida ancha y oscura. El viento sopla racheado, helado. La música acompaña, demasiado alta quizás. Quiere tapar sus oscuros pensamientos. Intenta tener la mente ocupada e ignorar la llamada desesperada del corazón. Avanza. Lentamente. Reflexionando sobre su camino. Siente la tentación de mirar atrás pero no. El camino esta recorrido. Mirar atrás… un error. No. No quiere cometer más errores.

Sigue caminando. Un grupo de gente en frente. Ralentiza el paso y los mira directamente. Él. Ella. Nosotros. Ellos. Miradas cruzadas y ausentes. Sigue adelante. Más despacio aun. Piensa que incluso una tortuga podría adelantarle. Arrastra los pies. Pobres zapatos.

Reflexiona. Las cosas cambian, demasiado a veces. Lo que antes  gustaba ahora no. Lo que no hacia demasiada gracia ahora gusta. Lo buscado no encontrado y encontrado no buscado. Decisiones, acertadas o no tanto. Felicidad y tristeza. Orgullo y frustración. Caminar y detenerse, pero no demasiado. Paso a paso se hace el camino, dicen. Adelante siempre, avanzar. Al ritmo que marque la mente y el corazón. Uno pesa demasiado. Muchas cargas, recuerdos, cicatrices. No. No es el corazón.

La mente. Extraño ser. Habita en el interior pero muchas veces es desconocida. Traiciona y anima. A veces querida, otras odiada. En ocasiones enferma. Diferente. Incomoda. Chispea. Debe darse prisa. Acelera el paso. Llega a un portal y se resguarda. Cambia de canción, demasiado alegre. Se apoya contra la pared y mira las gotas caer. Una a una mojan la calle. La gente corre. Llueve mucho. Es el momento. Bajo la lluvia torrencial y con una mente solitaria y traicionera se pierde entre las frías y vacías calles de la ciudad. 

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