lunes, 2 de diciembre de 2013

Blanco amigo



Hacia frio, nevaba con bastante intensidad pero a ella no le importaba, sabía que debía seguir buscando. La niebla poco a poco se iba espesando y no alcanzaba ver mucho a su alrededor. Estaba asustada y se culpaba por lo sucedido. Un sentimiento de angustia  le llenaba el pecho. Debía encontrarlo pero no sabía dónde buscar ni como encontrarlo. 

Abrigada hasta más no poder avanzaba por el bosque muy asustada, no sabía el camino de vuelta y la linterna que llevaba le pesaba cada vez más. La nieve le llegaba hasta la rodilla y le costaba avanzar. A pesar de ir con gruesos ropajes el frio comenzaba a hacerle huella y se sentía cada vez más cansada. 

La desesperación se estaba apoderando de ella por lo que comenzó a llamarlo. Desde el principio había sabido que  no iba a ser fácil encontrarlo ya que por su pelaje era fácil que se camuflara en aquel paisaje tan blanco. A ver que sus llamadas no causaban efecto alguno desesperada se sentó exhausta en la nieve y comenzó a llorar. 

Después de un rato comenzó a oír una llamada muy lejana. Era muy suave y parecía estar lejos pero sin duda era él. Comenzó a llamarlo de nuevo esta vez con esperanza y el sonido fue acercándose poco a poco hasta que al final la niña pudo ver a su amigo. Con gran alegría y alivio cogió a su peludo amigo y lo abrazo con cariño y amor. Ya se sentía más tranquila y aunque no sabía muy bien cómo iba a volver a casa ya había encontrado a su amigo y estaba feliz por ello. Se prometió a su misma que no dejaría que su preciado gato blanco se volviera escapar, que lo trataría mejor y le daría una comida más rica para que la quisiera más.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Mirando sin mirar



Frente al ordenador mirando la pantalla pero sin mirarla… perdida en sus pensamientos y en sus sentimientos. Sentimientos confusos. La inquietud es la más evidente, acompañada de una extraña ansiedad. Una reciente conversación le ha hecho recordad parte de su pasado que creía superado y olvidado. Los miedos y dudas que habían aparecido días atrás muy suavemente en el fondo de sus pensamientos, se han apoderado de su mente. 

Miedo. Miedo a la falsa ilusión. Miedo al rechazo. Miedo al dolor. Miedo a que ocurra una vez más lo que tantas veces ha sucedido en su vida. El miedo lleva consigo la desconfianza, ¿pero de qué? De todo. “¿Será verdad lo que dice?, ¿será realmente así o es todo una fachada?, ¿tiene un interés real o es todo mero teatro?, ¿será todo un juego?, ¿Cómo saber sus intenciones?, ¿Cómo estar segura?, ¿dejarse llevar o no?” mil preguntas sin respuesta.

Su mente se llena de muchos recuerdos dolorosos. Hace un repaso completo a su memoria. Se prometió a si misma dejar el pasado atrás y vivir el presente pero las imágenes aparecen sin poder evitarlo en su mente. Sus ojos se nublan. Una ligera capa de lágrimas inunda sus ojos. No lo puede evitar. Su energía vital se apaga poco a poco sin poder evitarlo.

martes, 5 de noviembre de 2013

Una caja, una vida



Un día cualquiera se propone organizar sus recuerdos. Coge esa caja tan especial que tiene guardada al final del armario. Escondida. Nadie sabe de su existencia. Dentro muchos recuerdos y un pasado algo oscuro pero con matices dorados. La mira con detenimiento, en un principio ni si quiera había pensado en tener un “baúl de los recuerdos” todo había empezado sin darse cuenta, guardando pequeñas cosas que no quería tirar y eran especiales. Piensa que aquellas cosas que en un momento eran únicas y guardaban un gran significado sentimental al final quedaban olvidadas junto con otros muchos momentos, recuerdos, sentimientos. 


Tiene miedo de abrirla, no sabe exactamente lo que se va a encontrar dentro. Intenta recordar la última vez que metió algo pero no consigue encontrar ese momento en su mente. Siente algo de temor, misterio, curiosidad. Decide abrirla sin pensárselo más.  Con los ojos cerrados destapa la caja. Poco a poco los abre. Su corazón se encoge al ver el objeto. Un sobre. No necesita abrirlo para saber lo que dice. Esa notificación la leyó tantas veces en su día que aun ahora, se la sabe de memoria. Un recuerdo desagradable, un momento angustioso, la oscuridad más absoluta durante meses. No quiere enfrentarse de nuevo a esa realidad. 

Decide apartar el sobre y mira debajo. Esta vez el pecho se hincha de aire y en sus ojos aparecen unas pequeñas lágrimas, son lágrimas de un recuerdo feliz. Un gran acontecimiento en su vida que por nada del mundo olvidaría. Un recuerdo feliz aún vivo en su vida y del que se siente muy orgullosa. Acaricia el objeto y cerrando los ojos vuelve en su memoria a revivir ese momento tan especial, el inicio de una vida. Sin poder evitarlo un recuerdo se enlaza con otro como cual fuego se propaga en un campo seco y árido. Son recuerdos felices, angustiosos, tiernos, amargos,… repasa ese archivo hasta que llega al presente y abre los ojos emocionada. 

Detrás, una foto con un sentimiento agridulce. Un bonito momento. La fotografía trasmite amor, cariño, felicidad, emoción… añora esos momentos en los que era tan feliz y se sentía tan llena de vitalidad. Se sentía segura y sabía que siempre tendría en quien apoyarse pero la vida a veces no resulta como uno planea y esa seguridad y confort se había desvanecido demasiado temprano. Mira la carta que ha dejado apartada en un rincón y la pena la vuelve a embargar. Aparta la mirada y deja la foto encima del sobre. 

Sigue mirando en el interior y se da cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, como la vida pasa ante los ojos de uno como si este fuera un mero espectador. Ha ido sacando las cosas poco a poco y ha repasado los mejores y peores momentos de su vida. Ha recordado momentos que le habría gustado seguir teniéndolos olvidados y ha rememorado momentos olvidados que no tendría que haber dejado marchar de su memoria.

Se levanta algo aturdida tras ese repaso a su vida y se dirige hacia el espejo de la cómoda de su habitación. Mira su reflejo. Se ve cansada, agotada. La vida le ha pasado factura. Las arrugas de su rostro no mienten. Desde hace mucho tiempo su mirada trasmite una pesadumbre enorme. Se trata de los nubarrones de la tristeza que ocultan la gran vitalidad que una vez hizo brillar aquellos preciosos ojos esmeralda.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Decisión final



Sabía que debía tomar una decisión. Debía enfrentar esos sentimientos tan intensos que llevaba ocultando demasiado tiempo. Su corazón bombeaba más rápido cada vez que sonreía. Su respiración se aceleraba al encontrarse demasiado cerca. Su perfume despertaba dentro de ella sensaciones intensas y desconocidas hasta entonces. Cada vez que la tocaba un cosquilleo recorría su cuerpo y la piel se le erizaba. Se sentía insegura a su lado. Pero a la vez le trasmitía una confianza y bienestar que no había experimentado nunca. Cualquier atención por su parte alegraba su corazón. Esa afinidad que tenían de hablar de cualquier cosa en cualquier momento la hacía sentir especial. Día y noche soñaba con su compañía, con estar en sus brazos. Poder dar rienda suelta al amor que sentía por él y poder gritarlo a los cuatro vientos y que él gritara con ella. 

Sabía que nada de lo que soñaba y deseaba podía ser posible. Había quedado muy claro, hacía tiempo ya, de que nada ocurriría jamás. Deseaba con todas sus fuerzas que un día despertara y se diera cuenta de que ella era la mujer que tanto tiempo llevaba buscando, que lo único que necesitaba era estar con ella y que su corazón le pertenecía. Incluso rezaba para que eso ocurriera aun no siendo creyente. En lo más profundo de su corazón ansiaba ser correspondida. 

Sabía que si él la rechazaba su amistad, todo lo vivido juntos, todos los buenos momentos y los malos pasarían a la historia. Que todo terminaría. Así se lo había dicho desde el principio y ambos habían aceptado aquella cláusula que rompía esa amistad tan especial. 

Tras mucho meditarlo, ese es el momento. Sabe cómo acercarse lo suficiente para que ocurra. Comienza con unas cosquillas que en un principio él ignora. Continua molestándolo un poco más hasta que por fin él reacciona y la tira encima de la cama. Comienza a responder a sus provocaciones. En un momento las tornas cambian y es ahora cuando ella está encima. Es el momento. Sus caras demasiado cerca. Lo inmoviliza un instante el suficiente para que ocurra. 

-          Te quiero – dice en un susurro y a continuación lo besa. 

Nota como él sorprendido deja de forcejear. Una llama esperanzadora comienza a crecer en su interior. En unos segundos le trasmite todo el amor que lleva tanto tiempo ocultando. Al separarse y abrir los ojos, lo mirá. Lo nota. Su corazón se marchita. Lágrimas asoman en sus ojos. Es el fin.

lunes, 23 de septiembre de 2013

El columpio de la infancia



Va distraída sin saber muy bien a donde. Sumergida en sus pensamientos avanza hacia un lugar conocido, aunque ella no lo recuerda. Su subconsciente la lleva a un lugar en el que hace mucho tiempo pasaba horas y horas de diversión y tranquilidad. Eso es lo que necesita ahora, un poco de paz para poner en orden sus pensamientos y sentimientos. Han ocurrido muchos acontecimientos en poco tiempo y no ha tenido tiempo de asimilarlo todo. Camina y camina… se percibe la llegada del otoño, las hojas se están volviendo amarillas y algunas ya han caído. La tierra está algo húmeda tras las lluvias de los últimos días. Los días se han vuelto más cortos y ya no hace tanto calor. 

Ella vestida de manera muy impropia para andar por el bosque avanza descalza por un sendero cada vez más estrecho y oscuro. Se está adentrando poco a poco en lo más profundo del bosque pero ella no se da cuenta. Su mente es un remolino de pensamientos. Va hablando con ella misma, se reprocha su actitud y su repentina huida al superarle la situación en la que se encontraba. Algo en su interior le decía que debía salir corriendo y buscar ese lugar tan especial hacia la que iba encaminada. El bosque la tranquiliza, el canto de los pájaros son melodía para sus oídos. El aire es más puro y los olores le traen recuerdos entrañables de su infancia. Añora aquellos momentos en los que siendo niña no tenía muchas responsabilidades y se sentía libre. Corriendo de un lado para otro sin más preocupación que la de ganar a sus hermanos en todo lo que le propusieran. En algunos momentos habían sido tiempos difíciles también pero esa vitalidad y alegría nunca la abandonaron. 

Ahora en cambio, no siente tan vital como cuando era pequeña. A medida que pasaba el tiempo se fue centrando más y más en sus obligaciones, dejando de lado aquello que realmente la hacía feliz. Se había convertido en un pajarillo encerrado en una jaula con muchas ganas de ser libre. En ese preciso instante en el fondo de su alma sentía que por fin había escapado de las cadenas  de la sociedad y de su familia. 

Al fin llega a un claro y se detiene. Es entonces cuando ve algo colgando de una rama de un gran árbol. Aquel roble debía tener muchos siglos de antigüedad puesto que su tronco tiene un considerable diámetro. De la rama más baja cuelga una especie de columpio lleno de ramas secas. Como en un estado de trance avanza despacio hacia el columpio y lo limpia. Se sienta encima y comienza a columpiarse. Poco a poco y a medida en la que su mente se va despejando y se deja llevar por la sensación de paz que comienza a expandirse por su cuerpo las ramas que siguen en el columpio comienzan a cobrar vida. Lo que antes eran ramas secas y quebradizas se van volviendo verdes y comienzan a echar hojas. Cuando consigue relajarse del todo las flores empiezan a brotar a su alrededor. Ella con los ojos cerrados desde el principio disfruta balanceándose. Sin querer vuelve a cuando era niña y al sentimiento de libertad que tanto ha ansiado durante los últimos trece años.