miércoles, 27 de marzo de 2013

Oscuridad


“No llega. Qué extraño. Prometió que vendría.” Mientras espera ha comenzado a recordar el inicio de ese amor tan puro. La primera mirada. El primer baile. El contacto de su mano con la de él. Las primeras conversaciones, un tanto frías y muy corteses pero llenas de esperanza e ilusión para aquel corazón enamorado. El primer rumor de que él estaba interesado en ella. Largos paseos por el jardín. El primer beso prohibido en el mismo lugar en donde ella le espera ansiosa. 

Ansiosa por pasar más tiempo a su lado. Anhela ese sentimiento tan especial que aparece cuando está con él. Anhela el sonido de su voz. Anhela el olor de su perfume. Anhela esos ojos castaños que la miran como si no hubiera otro ser en el mundo. Anhela ese sentimiento de paz que siente a su lado. Anhela esa protección y seguridad que le trasmite su presencia, con él a su lado nada malo puede ocurrir. Cierra los ojos y recuerda los sueños en los que él aparece y le dice que la ama. Ella lo ama. ¿Pero él a ella?

El miedo abraza su corazón intentando asfixiarlo. Ha pasado tiempo desde la hora en la que habían quedado. Nunca suele llegar tarde. Mira a su alrededor, se da cuenta de que el tiempo ha cambiado. El mundo se ha vuelto un lugar gris y frio. Una ráfaga de viento azota su cuerpo. Ella no lo siente. Unas nubes oscuras y cargadas de lluvia se acercan en la lejanía. El viento se revela y revuelve su cabello. Debería ir a casa. La tormenta no tardará mucho en llegar. 


Su cabeza le dice que debe marcharse. Su corazón en cambio le dice que espere un poco más. El tiempo pasa. Empieza a perder la esperanza. La angustia se ha apodera de su alma y de su corazón. El dolor empieza a florecer poco a poco. No vendrá. Coge el rosario y empieza a rezar. Le pide al Señor que no la castigue con una vida sin su amado. Mientras reza las lágrimas empiezan a derramarse por sus mejillas. Comienza a llover. Es tarde para volver. Un intenso sentimiento de traición y abandono se va apoderando se su ser poco a poco.  Al final, la luz de sus ojos han dado paso a la oscuridad más absoluta.

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