Es una noche ideal para la caza. El
lobo como todas las noches sale de su guarida con toda la manada a cazar. Es una
noche fría y sabe que esos malditos humanos no estarán por los alrededores
molestando. Hace varios días que no cazan algo en condiciones y toda la culpa
es de esos seres de dos patas que se dedican a destruir todo a su paso. Él los
ha observado muchas veces desde la distancia. Sabe que no debe acercarse
demasiado ni ser visto si quiere seguir con vida. Está algo resentido con esos
bichos destructores.
Comienza a correr seguido de su
fiel manada, un sentimiento de libertad comienza a recorrer su cuerpo y en un
principio corre para liberarse del exceso de energía. Se siente verdaderamente
bien y sabe que sus seguidores lo están disfrutando mucho también, la sensación
del viento helado en su hocico y los ojos es libertad, armonía y paz. Escucha a
varios animales huyendo tras detectar su presencia y eso lo hace sentir más
poderoso, más fuerte, el rey del bosque. Advierte un extraño olor en el
ambiente y decide ir hacia el origen. Mediante miradas y gestos corporales
ordena a sus seguidores que lo sigan de cerca pero ocultos, no sabe a lo que se
va a enfrentar y no quiere poner a ningún miembro en peligro. Escucha un sonido
extraño, parecido al de un cachorro gimiendo. A lo mejor es uno de los suyos
que necesita ayuda. Corre con más interés pero nota que el olor no es de lobo,
es de…. Entonces se para en un claro, de frente y observa.
Ella solo corre, corre y corre. Es
lo único que puede hacer, huir. Su corazón se marchita con cada paso aunque la presión
del pecho se va liberando poco a poco. Cada vez más lejos se siente más
tranquila aunque el dolor no deja de crecer. Por el esfuerzo le cuesta
respirar. Es una noche muy fría, el aire es más denso de lo normal. Los pulmones
se quejan por el esfuerzo y por el aire helado. Comienza a toser muy fuerte y
siente la necesidad de parar pero aún no está lo suficientemente lejos. Tosiendo
y perdiendo fuerzas sigue avanzando en esa oscura y fría noche. Tras los
primeros momentos de sofoco, comienza a sentir que algunas partes de su cuerpo
se están entumeciendo a causa de la temperatura glacial. Tropieza con una raíz y
cae rodando por el suelo. Es entonces cuando se da cuenta de algo, no está
sola. Se ha lastimado, no puede evitar gemir de dolor. Siente varios ojos observándola,
pero no ve nada, hasta que oye unos ruidos entre los arbustos. Es entonces
cuando él sale de la oscuridad y lo ve.
Se miran atentamente el uno al
otro. Él la observa con gran interés, esa actitud no era lo habitual, no sabe
si ponerse en posición de ataque o apartarse. Ella en cambio no sabe si salir huyendo
o enfrentarse a la situación. Poco a poco se levanta del suelo, le duele el
costado y tiene mucho frio, pero se levanta y observa la actitud del macho. No es
una actitud dominante ni de ataque, más bien de curiosidad.
Se observan muy atentamente, con
cautela. Ninguno de los dos sabe de lo que es capaz el otro. Detrás del lobo
empiezan a aparecer unos cuantos más. Ella comienza a sentirse cada vez más incómoda
y su mente le dice que huya de ahí. Quiere dar un paso a tras pero sabe que eso
sería rendirse ante él y no está dispuesta a ello. El frio hace mella en ella y
poco a poco comienza a perder el equilibrio y finalmente cae. Se acurruca en
una esquina intentando mantener el calor. El lobo ya no la preocupa, comienza a
comprender que el frio puede ser un peligro aun peor.
Él la sigue observando, sin
moverse. Sabe que aunque se haya
mostrado orgullosa no podrá mantenerse mucho tiempo de pie, ha notado como le
tiembla el cuerpo y sus piernas comienzan a fallar. Dentro de poco perderá la
consciencia. Se da cuenta de que es muy valiente por haberle retado de esa
manera, aunque para él no fuera una amenaza real. Algunos de los miembros de la
manda se han acercado con curiosidad para ver qué ocurre pero sin traspasar los
límites invisibles que él ha establecido y sin acercarse a ella, ya que la ha
reclamado como parte de su propiedad. Al final ella cae al suelo al borde de la
inconsciencia.
No puede aguantar tanto frio, la
humedad le ha calado hasta los huesos y el sueño comienza a apoderarse de su
mente. Sabe que no podrá estar mucho más tiempo despierta y lamenta que su
final sea comida por los lobos. Mira al lobo a los ojos, su expresión. No es
una actitud amenazante y no sabe porque pero de repente se siente cómoda y a
salvo. Cada vez le cuesta más mantener los parpados abiertos y comienza a nublársele
la vista. Lo último que consigue ver es como ese gran lobo se acerca poco a
poco hacia ella. Después cierra definitivamente los ojos y su mente alcanza la
paz absoluta.
El lobo la sigue observando y se
acerca, sabe que no va estar mucho tiempo con ellos. Su mente ha desconectado y
su cuerpo está flácido y helado sobre la nieve. Es entonces cuando él se acerca
a su lado, la olfatea. Está seguro de que no le hará daño, de que es diferente.
No ha visto en sus ojos esa actitud acechadora, ni una actitud destructora y
tampoco de miedo hacia él pero si de miedo hacia la muerte. Decide protegerla,
adoptarla como su protegida y velar por su vida esta noche. Arrastra su cuerpo
hacia un punto más cálido. Al abrigo de una roca hace una especie de agujero y
la lleva hasta allí. Se tumba a su lado e intenta darle calor. Ordena a parte
de la manada que haga lo mismo rodeándola por completo y el resto se encargara
de cazar. Tras varias horas alguien le trae algo de comida y se acomoda para echar
una cabezadita, eso sí, siempre alerta por si algún peligro acechara.
A la mañana siguiente, nota que
algo la despierta. Unos lametones en su mejilla le indican que debe despertar. Poco
a poco abre los ojos y no puede creer lo que está viendo, una loba blanca como
la nieve la está lavando. El lobo macho a su lado la observa. Se miran a los
ojos de nuevo y tras observarlo y observar a la hembra comprende que ha sido
aceptada como miembro de la manda.
Es así como un ser de dos patas
perdido en su propio mundo consigue ser aceptado en el mundo de los cuadrúpedos
y encontrar su lugar. Al fin, se siente perteneciente a una comunidad que la quiere y la respeta a su manera, sabe que a partir de entonces nunca se sentirá sola.