Sentada en su asiento mira por la
ventana, la chica de su lado ríe junto con su amiga contenta de volver a casa
tras un viaje de amigas que al parecer había sido muy emocionante y lleno de
aventuras pero ella se sentía triste por tener que despedirse, las despedidas no
le gustaban, siempre la hacían llorar y no le gustaba mostrarse tan vulnerable
ante los ojos de los demás. Se pone los auriculares para evadirse y ahogar esas
risas tan felices tras una canción bastante melancólica sobre el amor. No era
lo que más le convenía pero aun así se pone su canción favorita y una lágrima
se le escapa. Esa pequeña lagrima da paso a algunas cuantas más, busca un clínex
en el bolso y se repite a si misma que no debe llorar, que debe ser fuerte. Ese
viaje había sido algo muy especial. Era lo que había estado esperando durante
un año. Un año entero sin perder la esperanza de poder hacer realidad ese
pequeño sueño que había sido más complicado de cumplir de lo que había
esperado.
Esos días que había estado en
aquella ciudad que tanto le gustaba por su diversidad habían sido maravillosos
junto a una compañía extraordinaria. Había ido con una idea de lo que podría suceder,
de cómo podría sentirse en su compañía pero la realidad había superado con
creces su imaginación. Se había sentido extrañamente cómoda desde el minuto uno.
Durante el viaje se había sentido un poco nerviosa, incomoda. ¿Cómo debía saludarlo?
¿Con dos besos, un abrazo, un simple hola? Las dudas se agrupaban en su mente y
aunque la lectura había conseguido distraerla un poco no era capaz de mantener
su concentración durante mucho tiempo, en seguida su mente se transportaba al
momento del encuentro y a él. ¿Cómo se sentiría él? ¿Estaría nervioso de verla
o para él era simplemente una amiga que venía a visitarlo? ¿Tendría las mismas
ganas de verla como las que ella tenía de verlo a él? Había esperado durante
mucho tiempo ese momento.
Nada más bajar del tren estaba
preocupada, no estaba del ánimo que debía estar, es decir, pletórica y muy
contenta, estaba más bien algo decaída, se lo achacaba la notificación recibida
el día anterior del suspenso de una asignatura pero ella sabía que ese
sentimiento venía de más atrás. De todos modos nada más subir las escaleras mecánicas
y ver un montón de gente justo en frente se aparta a un lado y mira alrededor pero
no lo veía asique le escribe por whatsapp preguntándole donde esta y justo en
ese mismo instante mira al frente y ahí lo ve, sentado a los pies una columna
mirando el mensaje que le acababa de mandar. Estaba adorable, lo mira con
curiosidad no estaba segura de si era él pero se acerca y… <<hola>>.
En un primer momento él no la escucha pero advierte su presencia y la mira, en
se instante sus ojos se encuentran y él no puede evitar sonreír con esa
maravillosa sonrisa tan contagiosa. Al igual que un niño al que le regalan el
regalo tan esperado en navidad se levanta, la saluda y la abraza. Al fin el
primer abrazo.
A partir de ese momento él se
encarga de todo, ya le había dicho de ante mano que ella no tendría que
preocuparse de nada, lo único que tendría que hacer sería descansar y pasarlo
en grande. Y así había sido. Habían sido los 3 días más maravillosos junto
alguien que había pasado nunca. Se llevaba en la mente una gran experiencia y
aunque alguna que otra persona había intentado que ese viaje se frustrara o
meterle en la cabeza ideas negativas ella no lo había permitido y había disfrutado
de todo al máximo, de los lugares que le enseñaba, de su compañía, de sus
charlas… lo había escuchado con gran atención e interés. También había habido momentos
para experimentar cosas nuevas y de hecho habían sido maravillosas.
La confianza entre ellos había sido
trabajada durante un año, en las charlas por el Facebook, por el whatsapp…. En un
principio las conversaciones carecían de contenido, había sido el típico interés
de saber si la otra persona está bien o no y al final con mucho esfuerzo por
parte ella poco a poco había conseguido que ese chico que tan bien le callo y
le gusto desde el primer momento se abriera un poco más. Las charlas desde el
primer momento habían constantes, habían hablado casi todos los días. Las confidencias
no habían tardado en llegar y con el tiempo ella sabía que podía contar con él
para lo que quisiera. Por lo tanto, esa confianza se había notado durante la
visita y eso había contribuido a que ella se sintiera bien y estuviera
relajada. Aunque recuerda muy bien como el mismo día que lo conoció se sintió muy
relajada a su lado.
El tren comienza a alejarse de la
estación, hace cinco minutos que se han despedido y ya lo echa de menos. Ella
sigue recordando todo lo sucedido esos días con gran detalle, intenta
distraerse leyendo Los puentes de Madison
country pero no lo consigue, sabe que ese libro contienen una historia de
amor imposible por las circunstancias y se parece demasiado a lo que le pasa a
ella, por lo que decide apartar el libro y centrarse en la música. Tiene una sensación
bastante extraña, siente como si esa despedida fuera para siempre. Habían
prometido volver a verse pero sabe que eso tardara bastante en hacerse realidad
y la apena mucho. Había estado demasiado a gusto durante esos días junto a ese
chico que no había salido de su mente en ningún momento desde que lo conoció. Lamenta
profundamente que vivan tan lejos el uno del otro, que no puedan quedar en más
ocasiones o más a menudo. Siente una gran pena en el corazón pero de momento quiere
saborear todo lo que ha vivido esos días. Se entretiene volviendo a vivir cada
instante en su mente.
Falta poco para llegar a su
destino y el mp4 se apaga, se le ha acabado la batería, sus recuerdos carecen
de banda sonora. El paisaje ha cambiado mucho durante el trayecto así como sus
sentimientos. Por un lado, se siente contenta y feliz por lo vivido y por otro
lado, siente lo mismo que si hubiera cortado la relación con alguien a quien
quiere. Asique cuando llega a su habitación y se encuentra sola no puede evitar
llorar con gran desesperanza, le echa mucho de menos, se siente y le gustaría dormir a su lado como los días
anteriores y sentir que todo va bien. Si pudiera cogería otro tren rumbo a sus
brazos.
Esa noche debería salir de fiesta
pero sabe que no puede, no está de humor además de que le recordaría a la
primera noche que se conocieron un año atrás… quien le iba a decir que al
conocer a ese chico una noche de San Fermín le traería tantas vivencias.
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