Los días pasan ante sus ojos sin
darse cuenta. El tiempo se ha detenido para ella. Es consciente de que el
tiempo pasa pero le da igual. Duerme todo el día para no tener que soportar la
tortura de pasar un día más sin saber qué hacer, sin contemplar lo que la vida
le ofrece. El dolor es tan grande y lleva tanto tiempo así que nada le hace
gracia. Los buenos momentos en los que antes reiría, bailaría, disfrutaría… ahora
son momentos agradables. Un momento de distracción. Hace tiempo que no ríe con
ganas y la sonrisa se ha borrado de su rostro. Siente un gran peso sobre sus
hombros y un sentimiento que le oprime el pecho. Las lágrimas aparecen de la nada y se van de
igual modo. Sin ninguna razón. Sin sentido.
Está cansada de sentirse así pero
está envuelta en una espiral que la hunde cada vez más. Sabe que tiene gente a
su alrededor que la quiere y que pueden ayudarla. Pero, ¿ayudarla en qué? Ni ella
misma sabe lo que le pasa. Hace cosas sin sentido. No sabe lo que quiere. No tiene
ninguna meta. Los sueños se rompieron hace tiempo. Su vida se ha convertido un
sin sentido. Se deja llevar al igual que una barca sin remos en el océano. La vida
para ella ha perdido su color. Vive en una realidad grisácea. En blanco y
negro. Monótona.
La gente la agobia. No quiere que
los demás noten su malestar. No quiere tener que fingir que está bien. No quiere
tener que hablar de cosas que le dan igual ni soportar las charlas absurdas de
los demás. Se siente incómoda. Hace tiempo le paso algo parecido. Fue más corto
y más intenso. Lo supero pero entonces era joven y tenía esperanzas. Ahora no
le queda de eso. Las esperanzas quedaron enterradas hace tiempo.
Se mira al espejo y se odia por
no ser más fuerte, por no poder afrontar lo que le ocurre. No le gusta la
imagen que le devuelve su reflejo. Sus ojos han perdido su vitalidad. Su rostro
ya no resplandece de alegría como antes.
Lo único que quiere es desaparecer. Que la
tierra se la tragara hasta que pasara todo el mal. Invernar como un oso para
pasar el invierno del dolor y despertar en la primavera de la vitalidad y alegría.
Y así poder disfrutar del canto de los pájaros, el color de las flores y los
olores que estos emanan. Pero no. Aún falta mucho para que pase ese invierno
glacial que tan hondo ha calado esta vez.
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