jueves, 18 de abril de 2013

Lucha interna




Tan solo es el comienzo pero el miedo está latente. Es un buen chico, sabe que él no la traicionará pero han sido tantos desengaños durante tanto tiempo que el corazón esta resentido. Hace tan solo unos pocos meses que su corazón fue lastimado en lo más hondo y no está preparado para una nueva historia aun. La ilusión tarda en llegar y la mente no para de repetirle de que tenga cuidado y de que este alerta. 

Cando está a su lado todo está bien, esos miedos se calman y se siente relajada, muy relaja de hecho, y las barreras se desmoronan. La complicidad es grande y la vergüenza desaparece. La conversación fluye sin necesidad de hablar de nada en concreto. La confianza se siente y hablan de anécdotas graciosas, malos recuerdos y algunos fantasmas del pasado.  Algunas ideas de futuro se entremezclan en la conversación, pero en cuanto eso ocurre una alerta en el cerebro se enciende y todo ese bienestar  desaparece. 

Comienzan a surgir las dudas y el temor. Algo oscuro rodea su alma y la aprisiona. La angustia. Las ideas de amontonan en su mente y no la dejan pensar con claridad. Sabe que las cosas no pueden seguir así y decide enfrentarse a esos demonios interiores que no la dejan ser feliz y disfrutar. Es una lucha que tardara un tiempo en lidiar, pero tiene la confianza y la esperanza de que conseguirá vencerlos y podrá dejarse llevar. El único temor que tiene es el no saber durante esa ardua batalla si su compañero entenderá sus necesidades de espacio y esperará el tiempo que haga falta sin alejarse de su lado.


miércoles, 17 de abril de 2013

Mentiras, ¿Por qué?



Hace poco apareció una persona en mi vida que empezó a hablarme de alguien de mi pasado. Alguien que en su momento fue muy especial para mí y que después de hablar con mi informadora me dado cuenta de que todo, absolutamente todo fue mentira. Es decir, durante 9 meses viví en una gran mentira. Lo más inquietante es que mi confidente ha vivido la misma historia que yo solo que ella durante más tiempo y peor… y esta historia me ha hecho reflexionar sobre un tema que, la verdad es que es algo que me inquieta de hace tiempo y es la mentira. 

Muchas veces me pregunto qué necesidad tienen las personas de mentir. Es cierto que hay que distinguir varias categorías dentro de la mentira, ya que a veces no lo hacemos sino que omitimos ciertas cosas a nuestro favor, y luego están también las mentiras piadosas. Pero a mí lo que me preocupa es esa gente que siente la necesidad de engañar a los demás. Ya sean amigos, familia o pareja. Las relaciones de cualquier tipo se sustentan en verdades, sinceridad y confianza. La mentira lo único que hace es destruir esos tres pilares y me pregunto “¿Compensa perder la confianza de alguien por algo que a lo mejor no te atreves a decir? ¿No sería mejor decir la verdad y que esa persona tome su propia decisión de si mantenerse a tu lado o juzgarte?”. A veces sí que es verdad que es más sencillo mentir, pero estas cada vez se hacen más grandes y para poder hacerlo tienes que crearte una historia completa y todo ello conlleva mucho estrés, nerviosismo y preocupación. 

Antiguamente la falacia estaba muy mal vista ya que perdías el honor y tu palabra perdía valor para siempre, socialmente estaba muy mal visto. Hoy en día, en cambio, todo son engaños, vemos como la gente vive a base de falsedades. Vemos como los políticos nos mienten, al igual que los profesores, los padres, los amigos, las parejas… y es un hecho que socialmente esta aceptado y desde mi punto de vista no debería ser así. Con esa actitud lo único que conseguimos es sembrar la desconfianza a nuestro alrededor y vivir en constante alerta. Estar siempre desconfiando y demostrando si es cierto o no. Y yo la verdad es que estoy cansada. 

En la amistad llega un momento en el que decides confiar en esa persona y piensas que no hay motivo por el cual mentir y estableces una conexión especial con ese sujeto que tú eliges. Como una vez leí “los amigos son la familia que eliges tener” y tener gente en la que puedes confiar totalmente es maravilloso. Cuando crees que esa relación es perfecta ocurre una pequeña desgracia, esa persona elige mentirte y todo lo construido se desmorona. Hay que tener en cuenta el grado del engaño, claro está, pero aun así para las próximas veces y durante un tiempo andarás con cautela. Ya no será lo mismo. Podrás perdonar y con el tiempo todo volverá a arreglarse. Y algo parecido ocurren en el amor.

En el amor todo se complica si hay mentiras de por medio. La verdad es que no entiendo esas parejas que se engañan el uno al otro, o un lado miente al otro. El amor y una relación amorosa tiene que basarse en la sinceridad y la confianza, sin mentiras. La persona que este a tu lado te querrá tal y como eres pero si mientes la realidad se distorsiona. El dolor que se siente al ver que a alguien a quien le has dado toda tu confianza y tu amor te ha traicionado es… enorme. Es un jarrón que se rompe y por mucho que intentes pegarlo nunca volverá a ser lo mismo, las cicatrices ahí quedarán. 

Yo si alguna vez siento la necesidad de mentir o engañar siempre pienso en las consecuencias y me doy cuenta de que no compensa engañar, decir la verdad más tarde cuesta el doble, ya que tienes que explicar el motivo por el que decidiste romper el jarrón de la confianza. Y a mí si alguien me miente la verdad es que esa persona ha perdido mucho y me costara volver a confiar en esa persona de nuevo. En ese aspecto soy muy radical.
 Así que queridos lectores ya sabéis, si no queréis perder mi amistad nada de falacias. Prefiero la verdad aunque duela que mentiras que me mantengan fuera de la realidad.

martes, 9 de abril de 2013

Sueño revelador



Se siente perdida en la oscuridad. Todo a su alrededor carece de luz. El dolor se ha apoderado de su alma. No ve la salida. Siente que esa oscuridad será eterna y que nada ni nadie podrá sacarla de ella. En su cabeza rondan pensamientos tristes y dolorosos. Se tortura a si misma recordando todos los errores que ha cometido. Se tortura pensando que mucho de esos errores los podría haber evitado si hubiera prestado atención tanto a los consejos de los demás como a su propia experiencia. Se siente tonta y engañada por haber tenido esa pequeña esperanza siempre. Esa esperanza de que todo pudiera ser diferente, de que no todo el mundo es malo y de que encontraría a alguien que la valoraría pero esa esperanza se fue marchitando y desapareciendo decepción tras decepción. Esos buenos sentimientos han dado paso a la desconfianza y a la soledad. Se resguarda bajo el pensamiento de “mejor sola que mal acompañada” y dado que ya no confía en nadie está sola. Cree que estando sola evitara que los demás le hagan daño pero el monstruo ya está en su interior.

Un torbellino la atrapa cada vez más. Los reproches a si misma se vuelven cada vez más crueles. Se está autodestruyendo. Esa espiral de negatividad la tiene absorta por completo. En su mirada se refleja la lucha interna y el sufrimiento que está padeciendo.  Siempre intenta pasar desapercibida. No quiere que nadie la mire. No quiere ayuda de nadie pues piensa que los demás solo pueden causarle más dolor, sufrimiento y desesperación. 

Cada día se levanta por pura rutina. No siente ninguna ilusión por nada. Los días pasan y se acostumbra. Aprende a vivir con sus fantasmas oscuros. Aprende a no pensar demasiado en ellos pero eso no significa que hayan desaparecido. Los sueños han desaparecido. Incluso las lágrimas ya no asoman por sus ojos. No tiene ningún motivo para llorar. Antes lloraba por el dolor, por el amor perdido, por la soledad, por ella misma. Ya no. 

Todo su mundo se ha oscurecido de tal manera que un día soleado le parece un día triste. Las risas de los demás la irritan y no siente ninguna gana de salir de la cama. Incluso el hambre la ha abandonado y se ha sumergido en un estado de ayuno constante. Come para sobrevivir. 

Llega un momento en el que se plantea el seguir viviendo o no. En el mismo momento en el que aparece ese pensamiento se para. Decide tomarse esa reflexión en serio. Se toma unos días fuera de la rutina. Al final toma una decisión. 

Esa noche se acuesta con las ideas claras. Mañana será el gran día. Cierra los ojos y deja la mente en blanco. Está segura de su decisión. La oscuridad la vuelve a embargar como cada noche. 

Se despierta sobresaltada. Abre los ojos pero no ve nada. Mira a su alrededor y no ve nada. Todo está oscuro. Es una oscuridad extraña, es envolvente y ahoga. Es algo que no había sentido nunca. En un primer momento se asusta y el pánico amenaza con apoderarse de su mente. Mira a su alrededor intentando buscar una salida pero no ve nada. Decide correr hacia cualquier lado. Corre y corre sin rumbo hasta que no puede más. Se sienta en el suelo desesperada por salir de ese lugar tan horrible. Cuando cree que va a ahogarse en ese lugar ve por el rabillo del ojo un destello. Decide ir corriendo aunque no sabe lo que le espera al alcanzar la luz. A medida que se va acercando lo hace con más cautela. Alguien está al lado de esa luz.

Se acerca poco a poco. Lo ve. Es un chico. Lo mira con cautela. Tiene muchas preguntas que hacerle pero no sale ninguna palabra de su boca. Observa a la persona que tiene enfrente y se da cuenta de que es bastante atractivo. Es un chico fuerte de melena negra. Viste de una manera extraña y… lo mira a los ojos. Tiene una mirada siniestra e inquietante. Por alguna extraña razón se siente atraída por ese hombre turbio. Su mente le dice que se aleje pero su curiosidad puede y se acerca un poco más. Él la mira intensamente. No intercambian palabra. No es necesario. Cada uno puede ver en el interior del otro. Se pregunta la razón por la que él está ahí, es extraño. El instinto le dice que debe huir y alejarse de esa figura pero su corazón le dice que debe esperar. El chico cambia de postura y despliega unas enormes alas. Es un ángel negro. Esas alas le hacen parecer un ser más siniestro y oscuro aun. Sabe que ese chico no le puede traer nada bueno pero algo en su interior la acerca a él. Una calidez la embarga y deja de sentirse pesada.

 Deja toda esa carga que sentía sobre sus hombros a un lado. Desaparece. Se siente en calma y liberada. Se acerca más a él aun y un sentimiento más cálido la embarga. La ilusión. No deja de mirarle a los ojos en ningún momento. Un sentimiento de deseo la sorprende. No sabe que ocurre pero no puede escapar de ese ser tan absorbente y cálido. Su aspecto es frío y terrorífico pero lo envuelve una calidez asombrosa. Se sitúa enfrente del ángel. Quiere tocarlo y sentir como seria ser abrazada por él. Extiende el brazo para tocarlo cuando de repente extiende las alas, se levanta y hecha a volar dejándola sola con el candelabro. 

Abre los ojos de nuevo. Solo ha sido un sueño. Pero un sueño revelador. Ha vuelto a encontrarse con su ser cálido. Sabe que algo bueno hay dentro de ella esperando a resurgir cuando ella le dé espacio apartando su negatividad. Se ha dado cuenta de que aún hay luz en su interior y  un atisbo de esperanza asoma por sus ojos.