En estos momentos de estudio me ha
venido a la cabeza una reflexión que estuvimos hablando mi Nada y yo el jueves.
Ya sabéis con tal de no estudiar uno hace de todo. Estuvimos hablando del
miedo a lo desconocido, a los cambios,
que nos hacen desperdiciar o no aprovechar las oportunidades que nos ofrece la
vida. Mi Nada por ejemplo, se va de ERASMUS un curso entero a Francia, sin
saber apenas francés y yo no puedo evitar pensar que es muy valiente por irse
un curso entero a estudiar al extranjero, a otro país. Para ella va a ser una
experiencia de lo más enriquecedora, va a conocer gente nueva, otro país, otros
métodos educativos, otro idioma,… y yo no puedo evitar pensar que si yo
estuviera en su lugar no habría aceptado esa oportunidad por el simple hecho de
que me da miedo ir a otro país.
Conozco otro caso en el que un
amigo se fue a otro país también por unos meses y aunque no le haya ido muy
bien, estoy segura de que ha aprendido mucho aunque él crea que no. Aunque
ahora se sienta muy perdido, sé que encontrará su lugar.
Y aquí estoy yo, con una oferta
genial que consiste en ir a estudiar a otra
universidad, al sur concretamente, para terminar la carrera allí, con las
optativas que me gustan y orientadas a la especialización que yo quiero y sin
saber qué hacer. A la gente que he consultado me dice que me vaya que es una
gran oportunidad, y la verdad es que tienen razón (aunque claro ellos lo ven
mucho más fácil desde fuera). Esta es una de las oportunidades que me ofrece la
vida y que creo que debo aprovechar. Pero sinceramente, lo que más miedo me da
no es irme, conocer gente nueva, ir a otra ciudad… sino explicarle todo esto a
mi familia.
Ojala todo fuera tan sencillo
como decir “bueno me voy a estudiar lo que quiero a otra ciudad, voy a estar
bien. No os preocupéis” pero no. Nada es tan sencillo nunca, siempre hay que dar mil explicaciones.
Es normal que se preocupen por mí y lo entiendo. Pero no sé cómo hacerles
entender que es una gran oportunidad. Lo más sencillo seria quedarme en
Vitoria, terminar la carrera y hacer un master de lo que a mí me gusta, pero
que aburrida seria la vida si siempre eligiéramos lo más sencillo o la más
seguro y siendo sincera me gusta complicarme un poco la vida.
Además nunca he sentido ese
sentimiento de pertenecer a este lugar (no sé cómo expresarlo de otra manera)
siempre he tenido la sensación de que debo viajar, conocer nuevos lugares, gente,
culturas y cuando encuentre mi lugar lo sentiré. Pensareis que eso se puede
resolver haciendo turismo pero no es esa inquietud, es un sentimiento
diferente. Es algo que sientes en tu interior, de que hay un lugar en algún
sitio del mundo del que me sentiré “como en casa”.
Creo que ese camino en busca de "mi lugar" empieza con esta oportunidad.
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