Hacía tiempo que las cosas no iban bien en su vida pero ella se empeñaba
en seguir adelante. Seguir por el camino equivocado y tropezarse con piedras
cada vez más abundantes en el camino. En un principio las piedras con las que
tropezaba eran grandes pero distantes. Ahora eran más pequeñas, afiladas y cada
vez más constantes. Caída tras caída se sentía magullada y dolorida pero se
empeñaba en andar hacia adelante aun a sabiendas que en esa dirección no llegaría
a ninguna parte. Tras el último traspiés se queda más tiempo de lo debido en el
suelo. Esperando que el dolor se pase para poder seguir caminando.
Los días pasan y tras varias
noches algo frías no consigue levantarse. Ha reflexionado bajo las estrellas
acompañada por una luna algo distante y ausente. Quiere volver. Quiere dar la vuelta
y buscar el lugar en el que se equivocó. Primero debe curarse las heridas y
descansar para que su cuerpo se recupere de los moratones y arañazos.
No tiene con que curarse y tampoco a quien pedirle ayuda. Tiene que buscar un lugar seguro para
pasar los días que tarde en reponerse. Tiene la esperanza de que las viejas
heridas, casi cicatrizadas, reabiertas no se infecten. Consigue incorporarse y
mirar a su alrededor para buscar un lugar seguro, pero no ve nada. De repente el
día se ha vuelto la noche. El suelo firme en barro y las piedras en charcos. Intenta
levantarse a ciegas pero no lo consigue. Cada vez que se mueve el barro la atrapa
un poco más, la lleva hacia lo hondo. La desesperación se adueña de su cuerpo y
el pánico nubla la razón. Intenta sacar las piernas del fango pero no es
posible está atrapada en una especie de arenas movedizas. Atrapada y sin poder
salir intenta liberarse sin darse cuenta de que cada vez está más hundida y con
el agua al cuello.
Agua. En su estado de pánico no se ha dado cuenta que el barro se ha
transformado en agua. Puede liberarse. No. Algo la agarra del tobillo
intentando llevarla al fondo. Intenta deshacerse de esa cosa nadando, pateando.
Las heridas le escuecen y las magulladuras duelen demasiado por lo que se rinde
y deja que la lleve al fondo.
Tras unos momentos de terror al
no poder respirar y tras ver su vida pasar deja de luchar. Se rinde. Cuando está a punto de perder el
conocimiento un rayo de luz la rodea y la saca de lo más profundo del lago. Del
lago de las lamentaciones.
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