Meditando sobre las fuentes de mis
inseguridades y de esta inestabilidad emocional que me rodea desde hace unos
cuantos años he encontrado el punto de inflexión que me hizo cambiar, que me
hizo ser la persona insegura, con poca autoestima que soy ahora. Los que me
conocen de hace tiempo quizás se hayan dado cuenta de mi cambio, aunque a estas
alturas dudo mucho que se acuerden de la Maialen de hace unos 3 años más o
menos.
Esa Maialen era una chica fuerte, segura y
feliz. Aunque de pequeña fui tímida, sensible y frágil me hice más dura con el
tiempo, aprendí a valorarme y a ser espontánea y natural. Recuerdo aquellos
años como de los mejores, aunque las cosas no iban tan bien como me habría gustado
era feliz a pesar de todo y el muro que había construido a mi alrededor me protegía
de aquello que no tenía importancia. Todo iba bien hasta que cierta persona se cruzó
en mi camino y hecho por tierra todos esos años de trabajo construyendo esa
gran muralla.
Llego como un terremoto en un principio
haciendo temblar los cimientos, después como una gran tormenta torrencial fue
entrando por las ranuras y grietas que había dejado ese terremoto. Después llego
una pequeña glaciación, el agua de las grietas dilató y el muro se vino abajo. Fue
algo parecido la caja de pandora. Ese muro albergaba en su interior muchos
sentimientos reprimidos y me dejo vulnerable ante los nuevos ataques.
Desde entonces no he sido la misma. Aunque he intentado construir un nuevo muro nunca ha sido tan sólido y grueso como aquel, como el gran muro. Los posteriores han sido murallas construidas encima del barro y como todos sabemos eso no dura ni un telediario.
Desde entonces no he sido la misma. Aunque he intentado construir un nuevo muro nunca ha sido tan sólido y grueso como aquel, como el gran muro. Los posteriores han sido murallas construidas encima del barro y como todos sabemos eso no dura ni un telediario.
La verdad es que odio en la persona en la que
me he convertido. Odio ser tan sensible, tan “dañable”. Me he vuelto miedosa,
insegura, frágil emocionalmente, desconfiada, mal pensada, dependiente,… la
sonrisa que tenía entonces no ha vuelto a mi rostro. Aunque intento ser
positiva y secar el terreno para construir poco a poco unos nuevos cimientos
más sólidos y seguros no soy capaz. Me siento cansada y sin energías. Me he rendido.
Es triste pero es así. Algo que nunca debí hacer y hace bastante tiempo que me
rendí.
No he dejado de construir frágiles muros a mí
alrededor, son muros de adobe pues ¿para que molestarme en poner un buen muro de
piedra si en el próximo vendaval me lo va a derrumbar? Hay momentos en los que
me siento positiva y creo que me voy a comer el mundo pero una pequeña alarma
se enciende en mi cerebro y me comunica que un guerrero no debe ir sin armadura
ni escudo al campo de batalla.
Sé que debo encontrar dentro de mi esa fuerza
y vitalidad para secar el terreno y construir un nuevo muro pero esta vez de hormigón.
Pero de momento me tendré que conformar con que sea un muro de yeso.
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