martes, 22 de enero de 2013

Primera parte: La próxima vez





Vaga por el bosque pérdida en sus pensamientos, sabiendo que tiene que estar allí por alguna razón pero no sabe hacia dónde tiene que ir. No hay camino, tan solo árboles. Tiene que dejarlo todo atrás, esa sensación oscura que tanto le pesa en el corazón. Pero… ¿es lo correcto? su corazón le dice que debe seguir adelante y encontrar aquello que anda buscando. ¿Pero cómo va a encontrarlo si no sabe lo que busca? No importa, debe seguir. Sola. Sin ayuda de nadie. 

Se para junto a un árbol para descansar. Observa a su alrededor y por alguna extraña razón se siente en paz. Se sienta en un tronco algo húmedo que debió caerse tras la espantosa tormenta de la semana anterior, la humedad aún se siente en el ambiente. El vestido se esta empapando. No importa. Debe seguir, la están buscando. 

Se levanta despacio, sin prisa, con miedo de hacer algún movimiento brusco que la delate. La vigilan. Ya no se siente en paz. Algo la inquieta. Alguien la observa y siente que debe huir, otra vez. ¿Qué camino tomar? Recuerda las palabras de su dama de compañía “Escucha a tu corazón”. No sabe cómo hacerlo, no se lo explicó. Continua andando, buscando un lugar seguro. De repente se detiene, algo no va bien. La han encontrado.

Se gira y lo ve. Su caballo preferido, el más veloz del castillo, Odín. Como no. Si no hubiera sido por ese caballo no la habría encontrado. El caballo de pelaje negro como el carbón y con la mirada de un valiente soldado se acerca a ella y la saluda mediante un pequeño relincho. El caballo no va solo, lo monta un poderoso caballero de la guardia personal del castillo. Se fija y ve que el soldado lleva otro caballo. Quiere llevarla de nuevo al castillo.  Quiere marcharse, tendría que haberse escondido. Se da la vuelta para irse cuando el soldado la llama por su nombre. No tiene escapatoria, sabe que si no es por las buenas será por las malas. El soldado le ofrece las riendas de un caballo blanco como la leche, Bóreas. Es un caballo de muy mal carácter pero es su caballo y sabe controlarlo muy bien. Sin mediar palabra pone rumbo al castillo. El soldado la sigue muy de cerca. La próxima vez encontrará lo que su corazón anda buscando.

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